
El caso del barruguet (duende conocido en la isla de Ibiza) de San Lorenzo, Michel Ferrer nos transmite el delicioso cuento de una campesina que bajaba a la ciudad, montada en su burra, cuando oyó el llanto de un bebé a la vera del camino. Se apeó y recogió al niño, que, al no cesar en sus lloros, obligó a la mujer a ofrecerle el pecho para mamar. Pero al cabo de un rato de succionar, a la buena mujer se le antojó que, además de mamar, aquel niño también mordisqueaba con extraña pericia, cosa que le pareció rarísima. Exploró la boca del recién nacido y cual sería su sorpresa al descubrir que tenía una perfecta dentadura. La buena mujer exclamó:
– Tens dentetes.
Y el barruguet, agitado y divertido, le contestó:
-¡Tenc dentetes i dentasse, per menjar faver y favasses!
Frase de difícil traducción (tengo dientes y dentazas, para comer habas y habazas).